¿QUÉ
CELEBRAMOS?... ESPERAR
Quizás estemos en un periodo en que
la desesperanza, la desilusión, la falta de motivación… sea la tónica general.
Y visto de esa manera hasta parece lógico. Los tiempos que corremos no nos
ayudan a reconocer que quizás la vida con un poquito más de calma, hasta podría
ser más rentable.
Hemos acabado el año, quizás
tendríamos que felicitarnos, pero como nos comenta el evangelio de esta semana,
“cuando venga el Hijo del Hombre, ¿qué encontrará?”. Se nos ha ido el
año de la fe. Quizás también sería cuestión de hacer balance y no de haber
celebrado un año de la fe, sino qué ha supuesto en mi vida el recordar todo un
año que sigo teniendo confianza en ese Dios encarnado en Jesús de Nazaret. Se
nos ha ido el tiempo ordinario y ahora nos toca esperar. Pero esperar no supone
estar con los brazos cruzados mirando para el cielo por si casualidad cae algo.
Entiendo que esperar supone una “cierta mosca detrás de la oreja”, porque
precisamente esa espera nos tiene que impulsar a dar razón de ese año que
terminó.
Estamos comenzando el año nuevo en
la liturgia y lo hacemos esperando. Le pedimos al Padre que nos muestre su misericordia y nos de su salvación. Y les confieso que cada vez
me cuesta más pensar que muchos de los que autorizan a poner cuchillas en la
valla de Melilla, también rezarán que les muestre la misericordia. Por eso creo
en el Adviento, un Adviento de desierto, de dureza, quizás de crueldad, pero es
un adviento de esperar, de calma de sosiego, porque sin duda los medios
justificarán el fin.
Vivamos el nuevo año litúrgico con
alegría. No dejemos que la desesperación – por otra parte en ciertos casos
lógica – nos conduzca a la desesperanza; no dejemos que la apatía del desierto,
la crudeza del mismo, nos lleve a la oscuridad de la luz que se vislumbra y que
el profeta Isaías entre otros, se va encargar de todo lo contrario.
El nuevo año litúrgico comienza con
una carta apostólica del Papa Francisco. Solo por ser él quien es, no por Papa,
sino como Papa persona, siempre es un aire fresco el poder leerlo. No perdamos
la oportunidad de comentar su carta, siempre en estas fechas es un adviento
esperado y reconfortante.
Amigos, vivamos la alegría de la fe,
desde el adviento esperanzado y así lograremos llegar a una Navidad llena de
entusiasmo y de de alegría
Hasta la próxima.
Paco Mira
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